Nacida en Costa Rica el 17 de abril de 1919 y naturalizada mexicana, Isabel Vargas Lizano llegó a México siendo una adolescente. Desde entonces, han pasado más de 70 años. Personaje de la vida nocturna y la bohemia, de personalidad dominante y franca. Nunca renegó de su alcoholismo o de su infeliz niñez: «A mis abuelos no los conocí y a mis padres más de lo que hubiese querido. Tuve cuatro hermanos y puesto que he de decirlo casi todo, lo diré: mis padres no me querían (..) Cuando mis padres se divorciaron me fui con mis tíos que Dios los tenga en el infierno», afirmaba.
Pasaba de los 40 años cuando debutó discográficamente. De principios de los sesenta a la fecha conformó una discografía de más de 80 títulos. Con su voz áspera y profunda, dio celebridad a canciones como «Macorina», «No sufras más», «María tepozteca», «Piensa en mí», «Paloma negra», «Fallaste corazón», «Que bonito amor» y «Un mundo raro».
Parrandera, desafiante, amante serial, desoladora, abandono y tristeza de la canción mexicana, todo en ella fue como un mito, creadora del himno lesbiano, voz sufriente y eterna…